SKA-P publica en su canal oficial 5 videoclips
SKA-P es la banda madrileña, vallecana para más señas, que ha llevado el ska a donde jamás se pensó que podría estar. Todo el mundo conoce la canción Cannabis y, de hecho, gente completamente ajena al rock, al punk, al ska, etc. se la sabe y la ha cantado muchas veces. Sin duda son el referente de este sector musical.
La pena nos vino cuando en 2005, tras 10 años en activo, decidieron parar indefinidamente, incluso algunos miembros siguieron sus carreras musicales con terceros, como Pipi con The Locos o Joxemi con No-Relax, lo que auguraba un final definitivo. Menos mal que en 2008 se volvieron a reunir, no sin contratiempos, y lanzaron su hasta ahora último disco Lágrimas y Gozos.
Y para esta nueva etapa de SKA-P que esperemos sea muy longeva, se están poniendo las pilas con la tecnología e Internet, renovaron su página web y ahora están poniendo contenidos en su canal oficial de YouTube. Hoy mismo han subido 5 videoclips de temas míticos como Paramilitar, Planeta Eskoria, España va bien, Mis colegas y Wellcome to hell.
Por cierto, este año podremos verles el 1 de mayo en directo en el Viña Rock 2010 de Villarrobledo.
Una española en pleno movimiento del 77
Quién iba a pensar que nuestro país tuviera algo que ver en el nacimiento del punk. Pues si. España tuvo algo que ver en la gestación del gran movimiento del siglo XX.
Paloma Romero era una malagueña cansada del bucle constante de la monotonía, del que nunca pasara nada interesante que decidió emigrar en 1972, y con apenas 18 años a Inglaterra y, en concreto, a esa nueva escena londinense que ya iba apareciendo.
Se estableció en una casa dónde viviría junto al que fue durante dos años su novio, un tal John Mellor que más tarde se haría mundialmente conocido por ser el guitarrista de una de las bandas insignia del punk y que adoptaría el nombre de Joe Strummer.
Ya conocida dentro del panorama como Palmolive debido a que Paul Simonon, bajista de The Clash, no sabía decir correctamente su nombre y tras finalizar su relación con Strummer, se unió a The Flowers Of Romance, dónde conoció a un tal Sid Vicious.
Asidua de los conciertos en los locales punks del momento conoce a Ari Up y deciden formar su propia banda, a la que dieron el nombre de The Slits – siendo ella la batería – y que pronto captaron las miradas de los medios de comunicación por su fiereza y su sonido crudo. Aunque decide dejar la banda en 1978 y, al año siguiente formar junto a The Raincoats, con las que grabó un disco.
Y nadie lo pensaría, pero gracias a ella y de una manera indirecta estamos identificados en el nacimiento del punk desde sus comienzos en la canción Keys to your heart que Joe Strummer escribió en su nombre.
Jim Morrison: el poeta del rock
Lo que más llama la atención es su ambiguo carácter. Viéndole actuar, y comportarse, nadie diría que se trataba de alguien con un alto cociente intelectual, cuya inquietud le llevaba a comprender libros complejos e inentendibles para la mayoría de la gente de su edad.
Quizás imitó a aquellos poetas, calificados malditos, como Baudelaire y Rimbaud que creaban sus obras tras haber ingerido sustancias alucinógenas y que, en cierta parte, les hacía expulsar esos miedos internos. Su similitud con ellos radicaba en que sus temores le hacían cantar al principio de espaldas al público hasta que las drogas – según cuentan – hicieron el efecto deseado de hacerle girar los 360º necesarios para inyectar su mirada a la maréa que acudía a sus conciertos.
Junto con The Doors, Jim Morrsion forjó su leyenda como uno de los mejores poetas que ha dado la música rock, plasmando esas obras casi literarias en canciones imperecederas en el tiempo como The end.
Tras un incidente que pudo llevarle a prisión (cuentan, aunque no hay nada empírico en ello, que enseñó su miembro viril en un concierto) decidió emigrar a París en 1971, cuándo The Doors se encontraba en la cúspide, para dedicarse a su verdadera vocación: la poesía.
Sin embargo, en julio de ese mismo año, fue encontrado muerto en la bañera de su apartamento tras un paro cardiaco, aunque muchos dicen haberlo visto tiempo después merodeando por las calles parisinas.
Sea como fuere, Jim Morrison ha sido el poeta por excelencia del rock, maldito o no.
Si existe un tipo capaz de escenificar su propia muerte […] ese tipo es Jim Morrison. El sería capaz de llevar todo esto a buén puerto. (Ray Manzarek, teclista de los Doors)
Sid Vicious, el símbolo del punk
Todo era válido, nunca había restricciones ni existía autoridad. Tomó al pié de la letra todos los lemas posibles y los que no existían los creó . El más famoso, sin lugar a dudas, el que reza vive rápido, muere joven. Lo hizo en sólo dos años.
Johnny Rotten le rebautizó para los anales de la música como Sid Vicious – en honor a su hámster – y en febrero de 1977, después de la marcha de Glen Matlock, le propuso ser el bajista de los Pistols, pese a su nulo conocimiento del uso de tal instrumento. Antes ya era un fan activo del grupo por medio del Bromley Contingent, o primera línea de seguidores de los Sex Pistols, cuya mayoría de miembros terminó formando bandas afines al movimiento punk como Siouxsie Sioux o Billy Idol.
Importaba más bien poco sus aptitudes musicales, lo que se requería de él como miembro de los Sex Pistols era su actitud propicia al caos, a aglutinar en su persona todo lo que la sociedad odiaba aunque poco se le reconocen sus dotes creativas, como se demuestra en que la composición de la canción Belsen was a gas fue obra suya.
Esa forma de interpretación personal que hizo del punk, influyó en las actuaciones de los Sex Pistols, y sus desvaríos alcanzaron su punto más sintomático y preocupante en la gira por Estados Unidos que dilapidó al grupo.
Ya estaba fuertemente enganchado a la heroína y a su novia, Nancy Spungen, con la que se marchó a los Estados Unidos para comenzar una carrera como solista que culminó con el lanzamiento de su obra, póstuma, Sid sings, una joya para coleccionistas de una mala calidad de sonido.
Acusado de asesinar a Nancy Spungen, Sid Vicious murió el 2 de febrero de 1979 por una sobredosis de heroína en casa de su nueva novia, Michelle Robinson cuándo sólo tenía 21 años. Es difícil encontrar algún músico que, a esa edad, haya vivido tan rápido y muerto tan joven.
La profecia menos cierta de la Historia del rock
Cuenta le leyenda que fue expulsado de su instituto y un avispado profesor le vaticinó que no llegaría a ningún sitio en la vida. Tal instructor podría haber publicado algún artículo en algún semanal dándose a conocer, para expresarle las gracias por tanta imprecisión. Es posible que nadie nunca se haya equivocado tanto.
No es un guitarrista del montón de un grupo cualesquiera. Angus Young formó la que para un gran número de amantes del rock´N roll es la heredera legítima del trono que dejó vacante Led Zeppelin y, que por más que surjan otras bandas, seguirán siendo referente: AC/DC.
Su toque es casi inigualable, siendo capaz de producir el sonido más eléctrico y distorsionarlo hacia cualquier punto encajando ritmos de agudos y graves. Es un músico con una identidad característica fácilmente reconocible por su indumentaria colegial sobre un escenario e imitando a uno de sus ídolos, el gran Chuck Berry, con el famoso duckwalk.
Con el paso del tiempo, y tras el enorme e incuestionable éxito alcanzado por AC/DC, este virtuoso guitarrista podría haber comprado una placa que colgar en su antiguo colegio afirmando lo que en su día le dijo su profesor: “No he conseguido ser el mejor guitarrista, sólo estar entre los cien mejores de todos los tiempos. Tenía usted razón”.
Alice Cooper y el glam rock
Por suerte no todo en el mundo de la música es básico. Utilizando una metáfora física, modificada, no todo es fijo y se encuentra en constante movimiento en forma de vertientes.
El glam rock también tuvo una de esas ramificaciones personificadas en la figura de Alice Cooper, que creó un arquetipo estilístico para grupos postreros como The Misfits, los Kiss o, más adelante incluso, influenció a Marilyn Manson como método de puesta en práctica.
Quizás fue el primero en pensar – y llevar a cabo – que la música no tiene por que entrar necesariamente por los oídos. El primer impacto, el visual, es tal vez incluso más importante por qué es lo que antes de todo llega al público.
Introdujo el mundo del espectáculo (por ponerle un nombre) en la música con sus escenificaciones variadas tales como el número del ahorcado. Se trataba de darle al público algo más por lo que merecer pagar una entrada.
Pero no todo era parafernalia. La canción I´m eighteen – de su álbum de 1971 Love it to death – es un manifiesto que, tres décadas después, sigue siendo un genuino himno generacional gracias a versos como ‘’estoy en el medio sin planes / soy un niño y soy un hombre’’.
Fue el pionero del shock rock, en demostrar que el primer efecto musical puede llegar primero por los ojos.
London Calling (The Clash)
Considerado uno de los manifiestos del género punk, The Clash lanzó a la calle London Calling en el invierno de 1979 – en pleno golpe del movimiento – y dónde se agrupaba ese sonido penetrante e impactante mezclado con esas letras de profundas connotaciones políticas que llevaron a la mitificación a la banda del gran Joe Strummer.
- London Calling
- Brand New Cadillac
- Jimmy Jazz
- Hateful
- Rudie Can´t Fail
- Spanish Bombs
- The Right Profile
- Lost in the Supermarket
- Clampdown
- The Guns of Brixton
Había una vez una meca: Madrid Rock
Bastaba con darse una vuelta por el colegio. Las chicas estaban como locas en los recreos pasando los minutos, sentadas, ojeando revistas, intercambiando recortes o forrando sus carpetas y libros con fotos de todas aquellas bandas (mayormente formada por chicos) que copaban los números uno de las principales emisoras de radio y eran líderes destacados en el mercado de ventas.
Era la segunda mitad de los años noventa. Sin duda alguna la época por excelencia del fenómeno fan dónde grupos como los Take That, los Backstreet Boys ( y sus precursores, los New Kids On The Blocks) arrastraban una gran multitud a sus conciertos y les hacían llorar y emocionarse cantándole al amor y a la desazón por no poder estar con la persona que querían (en versión platónica o por qué se había marchado, simplemente).
Estaba aburrido de todo aquello y, tras haber descubierto a los Sex Pistols y desgastar mis oídos con Offspring, no había nada que me convenciera. Solía ir de vez en cuando a casa de mi primo (segundo), dónde pasaba los ratos ojeando sus discos de Iron Maiden, AC/DC, Black Sabbat o los Kiss mientras punteaba (sin sentido) una guitarra. En uno de esos vistazos a aquellos vinilos me detuve uno en cuya cubierta se leía Love it to death y, quizás movido por esa antítesis “amor-muerte” lo coloqué en el tocadiscos.
Después de un rato apareció el habitante de aquel cuarto por la puerta y, sin tiempo, se vio asaltado por mi impresión: “¿De dónde has sacado esto? ¡Es alucinante!”. Empezó entonces a contarme lo que era aquella especie de meca madrileña, ubicada en la Gran Vía, y de lo que allí se podía encontrar.
No tardé mucho en acercarme a Madrid Rock para comprobar que, aquello que estaba buscando, se encontraba en la planta de arriba. Recorría aquellas estanterías recopilando discos que luego escuchaba en la cabina: Alice Cooper, Heartbreakers, The Clash, New York Dolls o los Stooges. Allí podías encontrar cualquier tipo de sonido que estuvieses buscando, de cualquier grupo por muy corta que fuera su trayectoria.
Verdaderamente era un sitio increíble, una meca para melómanos. Lástima que lo cerraran. Por que podría haber seguido pasando horas en aquel lugar.
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